En el año 2.000 jean-marc barr y pascal arnold dirigieron la película "Too much flesh" Demasiada carne en su traducción en el cinema castellano.
¡Magnífica película!, cuando la ví me quedé perplejo, me asombré; tanto es así, que escribí un largo poema donde plasmo todas las sensaciones que me produjo la visión de la misma...La hipocresía se marca en cada plano del film...¡Una historia tremenda! desarrollada en la sociedad mas intransigente de los Estados Unidos...Los directores y el elenco de actores cuentan la historia magistrálmente, dando en la llaga, en el punto donde mas duele cuando un grupo intransigente llega a cometer un horrendo crimen justificado "en sus buenas costumbres socio-religiosas".
Los que realizaron este proyecto se puede decir que fueron valientes, hay que tener en cuenta que en el mundo, la cultura en la que vivimos se puede criticar y tratar estos temas sin que nos traigan consecuencias no deseadas...
Hay que tener cuidado, por eso...nos encaminamos peligrosamente, cayendo por una pendiente, hay temas que hoy en día tratamos con temor ¡Con miedo!...los hay que se sienten insultados cuando rozamos minímamente la crítica a sus símbolos religiosos...Y que decir tiene que en este artículo me horripila el hablar de ellos con claridad....¡Ójala que los velos sutiles de satén sean guardados en arcones de oro con cierres de oro y diamantes!...¡Ójala que las medias castañuelas acompañen en los cánticos de la libertad!, ¡Viva a la crítica cuando la mierda rodea los halos tapados con sábanas tupidas de tinte negro!.
Este poema que voy a insertar sirve para remover conciencias, no solo en la sociedad donde vivo y me desarrollo con normalidad si no también en las que no es posible escribir esto ni filmar una película como la de "Too much flesh"...
" TOO MUCH FLESH"
"Too much flesh".
Nuevamente he asaltado al tren
donde viaja mi inspiración,
donde mis dudas como poeta
se transmutan en carne tórrida de pasión,
donde cierro los ojos
para trasladar mi mente al otro lado del abismo.
Viajo hacia el interior de la desesperanza,
ni un grito podrá aliviar mi dolor energético.
Una mirada,
solo aspiro a una simple mirada de complicidad.
Un cuerpo desnudo,
olor a sudor masculino
lleno de polvo entre maizales
maizales agostados por el tiempo pasado,
recolección de maíz con demasiada carne
y la cruz,
la cruz maldiciendo el amor,
colgada sobre el cuello de una bella hembra.
Cruz, represión,
agobio, dolor,
martirio,
salvajismo,
método de ejecución,
guillotina,
garrote vil,
horca,
silla eléctrica,
cruz como negación de vida.
¡Dios mío!, no reniego de tí,
maldigo tu símbolo,
tu media-luna,
tu flor de loto,
todas esas representaciones.
"Too much flesh".
Daría dentelladas a la carne,
a cuerpos retorcidos por la ventolera y fuego,
calor,
ardor,
calor,
gavillas de paja
sobre el campesino solitario,
polvo,
mas calor,
mas ardor,
vaiven en solitario,
sexualidad confundida,
falta de libertad
y un salto hacia un no se qué.
Una búsqueda,
un encuentro,
una contradicción de placer.
Sensualidad,
erotismo,
erotismo de amargo amanecer,
de libertad,
de un ser sensible
emotivo
dando dentelladas
sencillamente para ser libre
con una caricia,
un roce,
un beso,
un apretón de manos.
Arquitecto de un obelisco pleno de densidad
engullido por el monte de Venus
metamorfoseado,
y la huída,
la evasión.
"Too much flesh".
Carne desintegrada,
odio de gentes enjauladas,
confusas.
Miserias inconfesables
cargan su negatividad
hacia el inocente
el campesino que quiere agarrarse a su íntima liberación.
Fuerzas vivas
que aglutinan su desesperanza
en la ejecución,
en la muerte,
dejando el cuerpo inanimado
en la densidad del maizal,
en los millones
y millones
de granos de maíz
desparramados
en la finca,
en la dehesa,
en el polvo,
en la ocre tierra de Getsemaní.
Hola, Joseba: No recuerdo haber visto la película que mencionas, pero imagino que su argumento trata sobre la intransigencia hacia quienes son diferentes al grupo. La gente siente la necesidad de ser "normal", de integrarse en eso que llama "la mayoría". Creo que por una necesidad de sentirse protegidos, de ampararse en el anonimato del grupo. Por fortuna ni la normalidad ni la mayoría existen, son dos falacias. Todos somos diferentes, no hay dos iguales, y el grupo es la suma de todas esas personalidades diferenciadas, cada una con derecho a existir y a desarrollarse. Respetar las diferencias es respetarse a uno mismo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Pedro