Esta tarde mientras sesteaba he soñado
que era un fotógrafo solitario, caminaba por una larga avenida de una gran
ciudad, atestada de gente, pero yo libaba mi soledad, no escuchaba el sonido
ambiente, ni siquiera el llanto de los niños cuando por unos segundos dejan de
ver a su madre protectora.
Mis sensaciones anímicas percibían las notas de una sinfonía, era un adagio
acuoso, lento, refrescaba mi epidermis y sentía frío…y calor, sensaciones
febriles al portar una cámara fotográfica sin objetivo para plasmar el placer
de mirar una situación caótica del universo envolvente…y ¡Me faltan las
imágenes!...ese perro callejero intentando fornicar con una farola, ese gorrión
portando en el pico una pluma de gaviota, un macho cabrío perdido en el
roquedal de un acantilado, todo esto me falta para hacer una fotografía con
sentido estético…En la penumbra tomo la determinación de iniciar el placer
místico de la contemplación, el placer solitario de observar a Dios en la nada
de un contorno efímero de evaporación…He llegado a hacer el amor en las
situaciones mas ridículas, en la solitaria playa de un mar embravecido
infectada de algas resecas por la fuerza solar.
Y sigo paseando sumido en mis paranoicas ideas de hacer una fotografía
en blanco y negro en grises oscuros y luminosos en un parangón surrealista
cargado de color sanguíneo…y me transmuté en un voyeur de una exposición
fotográfica.
Miradas
en blanco y negro
una ilusión
un cuento
el ojeo oblicuo de un macho cabrío
la fuerza muscular
de un bellísimo hombre
acurrucando en su regazo
al quebradizo animal
en el corral onírico
de un caserío
con sombra de lauburo
y balada de una mirada perdida en el
establo.
Revolotean los tordos
sobre la estepa
en una mañana invernal
húmeda como las nubes a ras de suelo
boira que congela
la intimidad
el paisaje solitario
solo cuatro alamos
en medio de la nada
del frío
de la congelación
de la niebla palpitante.
Una calle de Gijón
misteriosa
de esotérico blanco y negro
donde impera la sensación del orbayu
milimétricas líneas
de farolas
bancos descansadores
partículas etéreas de mobiliario urbano
esencias de vida
por donde pululan animales y humanos.
Y la explosión de la pigmentación
Azul – verde – rojo
un árbol surrealista desde la lejanía
que repta por el espacio plano
como sutiles tintas de color
donde la imaginación sueña
y es un esqueje
de una simple planta
transmutada en obra de arte.
He entrado
al desván de Marta
a gozar
a disfrutar
de los colores sepias
así; tostados
donde la piel de Marta es triunfadora
por sus arrugas cargadas de experiencia
de alivio pensamiento.
Marta ¡Estoy soñando contigo!
El amor
la fornicación mas salvaje
entre el hombre y el animal
pelea entre donceles
y potros equinos
doma
embellecer las crines
en una batalla prodigiosa
de insultante belleza
de ocres colores
de fuerza inmensa
allá..en la Galicia profunda
es un placer
observar el A raspa
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Prosa poética y poemas inspirados al visitar y disfrutar de la XXIX Muestra MAN RAY de fotografía - IV Memorial JUAN GARAY...escritos "A vuela ordenador" la tarde - noche del Jueves 25 de Octubre del 2.018
-Joseba Ayensa (poeta-cantor.)-
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GALERÍA DE FOTOGRAFÍAS
1º Premio: Javier Yarnoz Sánchez - Pamplona MIRADAS
2º Premio: Ana Belén Barreales - Gijón ESTEPA II
3º Premio: Jorge Guillén - Gijón UNA CALLE DE GIJÓN
Lourdes Mieres Velilla - Gijón VERDE - ROJO -AZUL
José Lara Cordobés - Córdoba EL DESVÁN DE MARTA
Salvador Linares Fernández - Valencia A RASPA
