Este poema que ahora voy a insertar, lo escribí en el Verano del año 2.000. Lo titulé "A suero ardiente", me pareció en su momento que era un título mas poético y original que la frase tan manida de: "A sangre y fuego".
Estoy con la manía de insertar sensibilidades distintas sobre la realidad irreal de Dios, este poema se escapa de esa sensibilidad, pero no por ello deja de contener matices místicos...
A SUERO ARDIENTE
te doy un beso en los labios
y te abrazo
y te acurruco en mi regazo
y te musito un te quiero distinto,
es sensación boreal
fría
intensa.
A suero ardiente
¡Cuantas sensaciones se perciben!
amor y odio
odio y amor,
pasión carnal
deseo espiritual,
una alondra atacando a un águila imperial,
y esto es solo el principio de un asombro.
A suero ardiente
me aproximo a tí,
y te sonrío
y te acaricio con ternura
y te acoso sexuálmente,
es asalto
es encuentro
es comunión de torso a torso.
A suero ardiente
se ilumina
un cigoto en el hueco uterino
que crece
y que crece
escondido
acurrucado
en líquido amniótico.
A suero ardiente
entre retorcidos dolores
contracciones
vaivenes incontrolados
deseos de vacuidad
tensión
temor
y nacimiento.
A suero ardiente
se vá muriendo
día a día,
décima de segundo a décima de segundo
con tranquilidad
con violencia,
en paz y guerra consigo mismo
y con los contrarios, los distintos.
A suero ardiente
se inicia la aventura,
las espinas,
las contradicciones,
la luz,
la obscuridad,
el tiempo
y el intervalo.
A suero ardiente
se deja la cordura en las cunetas de los caminos,
y se agarra una bicicleta
se monta
y se pedalea
se pedalea
hacia adelante
buscando un destino huidizo.
A suero ardiente
se alcanza el mas íntimo deseo,
se malogra lo mejor de uno mismo,
se transciende,
se adelanta,
se retrocede,
se salta al vacío
y se hace uno asesino.
A suero ardiente
es cuando uno se afirma
y confirma que todo es circunstancial,
que las circunstancias
son claras
oscuras
y que un canto de aurora
no matiza los designios del cosmos.
A suero ardiente
es una lágrima
resbalando por los pómulos,
es una de las tantas semillas
que se agarran a los suelos
para germinar
pueblos, naciones, hombres, selenitas
que aparecen y desaparecen
a suero ardiente
-Joseba Ayensa (Poeta-cantor.)-
Un bello poema que no recordaba conocer.
ResponderEliminarUn abrazo.
Desde luego has conseguido una combinación de palabras "suero ardiente" que significan más hoy en día que a sangre y fuego. Es como una traducción del instinto pasado a este siglo. Y, sin ninguna duda, pese a que no está presente de manera evidente en el poema, trasciende de los versos una pasión mística. Creo que quizá lo más bello que existe dentro de la idea de Dios es la precisión y el brío que nacen de la aproximación a las ideas puras.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo