Para
escribir sobre una obra maestra de Luchino
Visconti, tengo que empaparme hasta la médula de mis huesos de música
Wagneriana.
La caduta degli dei, es una película
grandiosa, por lo bien dirigida que está, asombrosa fotografía, magníficos
interpretes y por la maldad intrínseca que emana en la adolescencia a punto de
acabar; del personaje Martín y todo el entorno que le rodea.
Me ha cabreado, me ha puesto de muy mala
leche ¡Tengo derecho a enfadarme…jóder!, la utilización de la homosexualidad,
de sus símbolos, de su emblemático estar con los símbolos nazis, del nazismo,
con las SS y sobre todo los grupos racistas, supremacistas de las SA en sus
depravadas reuniones, cuando se produce la noche de los cuchillos largos y son
aniquilados por la Gestapo y las SS.
El Barón Von
Essenbeck
está de
cumpleaños
su
aristocracia está a punto de sucumbir
su empresa
siderúrgica arde con avaricia
oberturas
majestosas Wagnerianas
Martín; su
nieto
le obsequia
con una imitación perfecta
de la huída
Marlene Dietrich
Ángel azul.
Convulsiones
hitlerianas
oficial nazi
eses eses –
eses a
negros –
pardas
oveja negra
comunista
y asesinato
control del
partido
eses eses
arremetiendo
arde el
Reichstag
Hitler
inicia su ascenso
a su locura
desbocada
esa maldad
esa maldad
inoculada en
el alma de Martín
acercamientos
incestuosos con su prima niña
sus
escapadas para fornicar
con la puta
hebrea
y seducir a
la niña judía
que
terminará ahorcada
en el desván del odio.
Producción
de armamento
¿A quién
armamos?
¿A las ese
ese?
¿A las ese
a?
¿Al ejército
del bigote enloquecido?
Y comienza
la decadencia familiar
ese terror de
Martín
producido
por su madre
autoridad
amadora del
poder
de las
llamaradas siderúrgicas
¡Violación!
hijo yace
con su madre
con odio
intrínseco
del
nacionalismo odioso
¡Como suenan
las oberturas Wagnerianas!
La marcha
nupcial de Lohengrin
novia con
semblante cadavérico
novio
derrotado por la industria siderúrgica
por Essenbeck
por el elenco
nazi
Martín con
su diabólica maldad
con sus
píldoras de cianuro
culminará:
La caída de
los dioses.
El ominoso Satanás
¡Triunfó!
MUERTE EN VENECIA.
Luchino
Visconti
ha dejado de
sudar pasión
ha culminado
la historia de un amor
una
atracción sublime
prohibida
intensa
un
compositor de música quebrada
en la
Venecia inundada de agua y sal
salud que se
le escapa por la comisura de los labios
el silencio
Malher que
catapulta sensaciones
de tristeza
sexualidad
madura
de eclosión
de adolescencia equívoca
miradas
furtivas que sajan el pensamiento
un Dirk Bogarde
palpitante
madurez
tendida sobre un pentagrama
la arena
la playa
el sudor
frío
el
enamoramiento inconcluso
por un
adolescente
de curvas
altaneras
que coquetea
en el espacio del viento
muestra
impúdico
su grácil
cuerpo
Börj
Andrésen
curva
praxiteliana
enloquecedora
media melena
enrubiada
ojos
tornasolados
pene
remarcado
en su traje
de baño
un
inquietante destino
un adiós
un encuentro
evaporado
hálito de
vida cortado
muerte.
Thomas Mann
su novela
fue llevada al cine
en mil
novecientos setenta y uno
hace
cuarenta y ocho años
hoy; dos mil
diecinueve
siglo XXI
no creo que
se pudiera haber rodado.
Crónica poética y poemas originales de: -Joseba Ayensa (poeta-cantor.)-
Fotogramas bajados de: "Imágenes Google"
me han gustado mucho tus dos críticas de films de Luchino Visconti, las dos son perfectas de lo meticulosas que son, no has dejado nada en el tintero FELICITATS JOSEBA ¡¡ juan ramón
ResponderEliminarpienso identicamente a tí en ambas críticas.