miércoles, 15 de mayo de 2019

Desgarro...Saudade...FADO.





       Mi pequeño trabajo o crónica poética, la voy a iniciar con un recuerdo. Siento el fado como recuerdo, sentimiento, dolor y desgarro.
       Entre 1.978 y 1.979, no recuerdo exactamente la fecha. Había terminado de escribir mi obra de teatro: Bajo el signo de la libertad y la muerte. Empecé a escribirla estando en el servicio militar en marina como cabo verde amanuense. Muchas horas pasé en la oficina de habilitación, con la máquina de escribir imaginando y llenando mi mente de ritmo teatral.
      Mi primer trabajo cuando salí de Tulebras (Navarra), con dieciocho años, a emanciparme fue el de  vendedor de libros y enciclopedias con una editorial multinacional, en la que un portugués Antonio A. de Freitas y su mujer María Luisa Quilez Álvarez eran dirigentes. Mas adelante fundaron la editorial O.M.E.C. con sede en Madrid. Antonio y María Luisa, se interesaron por mi obra de teatro. Me la publicaron en 1.980, les tuve que ceder derechos y ellos me dieron 80 ejemplares de 5.000 que publicaron.
     No quise quedarme en Madrid, mi destino fue Valencia para adentrarme en el mundo, navegando en barcos mercantes hasta que desembarqué en Barcelona. Antonio A. de Freitas me quiso convencer para quedarme en Madrid, una noche me llevó a una sala de música, que estaba a punto de cerrar, convenció a los dueños y a las cantantes para que hicieran una actuación especial para nosotros. Era una sala que pertenecía a un portugués, especializada en el fado. ¡Me impactó!, precisamente por su interpretación, el fado me sonaba a una balada desgarradora de sentimiento dolor y añoranza. Me publicaron el libro, yo salí hacia el mundo y Bajo el signo de la libertad y la muerte se puede conseguir en librería de viejo, de coleccionistas y por internet.
       Han pasado muchos años, esta tarde, Mayo del 2.019, he acudido a la sede de la Sociedad cultural Gesto de Gijón (Asturias) a una conferencia sobre el fado, disertada por Francisco J. Faraldo, con la audición de fados de Amalia Rodrigues.
















1 comentario: