La Plaza de San Felipe Neri es un bello rincón del barrio Gótico de la Ciudad Condal, cuando se está en él, es como si no hubiese pasado el tiempo desde la época medieval hasta nuestros días...pero sí que ha pasado...en la fachada principal de su iglesia todavía permanecen las cicatrices de la guerra civil cuando estalló una bomba en un colegio y mató a varios niños. Empieza a estar contaminada por el turismo, pues han instalado una terraza, abominable para mí, que sirve de bebedero y fumadero a los clientes de un hotel abierto en los últimos años.
Un Domingo, ya no recuerdo el año; el mundo estaba muy preocupado por la irrupción del virus del SIDA, cuando me acerqué a la plaza a reflexionar sobre la epidemia y sobre la utilización oportunista que ciertos sectores públicos hacían de ella...¡Recuerdo que estaba muy enfadado!...Me metí tanto en mí; que surgió el poema que ahora os voy a insertar.
Este poema que es de denuncia sin ningún tapujo hacia la hipocresía institucional tanto laica como eclesiástica lo incluí en mi obra "Bajada a los infiernos".
PLAZA DE SAN FELIPE NERI
Acacias, árboles erectos en busca de luz.
Quizá...centenarios con madera sana y dura,
os encontráis en una isla barcelonesa
¡En un rincón único!,
un rincón macerado con piedras góticas
y con una fuente de un nítido sonido acuoso.
Plaza de San Felipe Neri.
Plaza de San Felipe Neri.
Estoy embelesado por tu paz
y por un ruido de badajo de hierro fundido.
¡Estoy solo!, ¡Solo!, ¡Solo!,
tan solo me enturbia la soledad de un joven negro
tumbado en su propia soledad.
Él, quizá este durmiendo,
quizá este sumido en un profundo sueño.
Quizás...quizás...quizás...
Una paloma plateada, revolotea, revolotea, revolotea
en el vacío del espacio
y el agua de la fuente salpica, salpica en el adoquín
empedrado.
No quiero describir situaciones absurdas,
¡Quiero ser solo poeta!,
un poeta que arranca su corazón de cuajo.
Una hermosa criatura atraviesa la plaza,
...es un hermoso mancebo...
¡Cuidado con las risitas maliciosas!
porque desprenden saliva de veneno.
¡Traclaclaclá!, ¡Traclaclaclá!
es un sonido de un carro del medioevo
arrastrado por dos monjes contrahechos,
de improviso aparece por la plaza del silencio.
¡Griterío, griterío!, ¡Aullidos de auténtico miedo!.
Hombres, mujeres, niños, viejos se agolpan en el caduco carro.
¡Mi mente estalla con auténtico estruendo
¡Quiero subirme al carro!,
¡Quiero subirme al carro!,
¡Quiero subirme al carro!.
...¡No...tranquilo!...
el capataz de los perdidos es un dobermán apocalíptico.
¡El sueño!, ¡El sueño!, ¡El sueño!
estoy penetrando en un nirvana malsano.
La víbora cornuda zigzaguea, zigzaguea, zigzaguea
se arrastra entre las dunas del desierto.
¡Los hombres fornican de rabo a culo, de culo a rabo!
la hipocresía sencillamente hace estragos.
Las naciones potencias-las potentes naciones
dan la señal de alarma,
los cantos de sirena aletargan al macho.
¡Shiiiiii!, ¡Boouuuuum!, ¡Shiiiiii!, ¡Boouuuuum!
las bombas desprenden sonidos anglosajones.
Los sonidos mediterráneos son de capa y espada.
¡El cataclismo está servido!
el cataclismo en el laboratorio está fundido.
El jerarca ríe, ríe, ríe, ríe, ríe alocadamente.
La carne de membrillo se ha enmohecido.
Las frases de la poesía matérica se han perdido.
El veneno en forma de nube plásmica se ha esparcido.
...¡Deja ya de rimar, viejo tonto!...
rimar por rimar, ¡Es un auténtico pecado!.
Orangutanes, gorilas, mandriles, huyen despavoridos.
¡Investigaciones!, ¡Investigaciones!.
¿Qué sabemos los poetas de las cobayas?.
Las mujeres muerden, muerden los pezones de otras mujeres.
Los glandes de los obispos acarician los glandes de los
seminaristas.
¡Cuidado!, ¡Cuidado! que se desperdicia el semen.
¿Qué sabemos los poetas?
¿Qué sabemos de la poesía de la muerte?.
Las agrupaciones gremiales han desaparecido,
el individuo cobra libertad ante imposiciones.
...¡Sé, que soy un cabrón!
¡Un cabrón como la víbora cornuda del desierto!.
¡Me arrastro entre los barrotes del carro!
¡Me arrastro!
¡Me arrastro!
¡Me arrastro!
Este poema es un viaje que partiendo de la realidad se eleva, se eleva, llevándonos por mundos de fantasía, hasta su regreso a la tierra.
ResponderEliminarUn gran poema, Joseba.
Un abrazo.
Pedro