martes, 27 de junio de 2017

CARLOTA CORDAY, JUSTICIERA DE UN REVOLUCIONARIO (Monólogo Patológico – Sinfónico - Literario)

                                                    TEATRO

                      CARLOTA CORDAY, JUSTICIERA DE UN REVOLUCIONARIO
                                       (Monólogo Patológico - Sinfónico . Literario)


        ¡Magnífica , valiente y poderosa Eli Tremiño metiéndose en la piel de Herminia.



    HERMINIA: (Es sumamente mayor, con aspecto de mujer de la alta burguesía venida a menos. Está sentada en el suelo y viste llena de trapos de distintos colores, llevados con gran distinción. Su cabello lo cubre un vistoso tocado parecido al de las sibilas griegas.
Al lado de Herminia habrá un cochecillo de niños antiguo, de esos que llevaban capota, lleno de cachivaches y ropajes, en el costado un pequeño letrero con un mensaje: Carlota Corday la justiciera del revolucionario Marat.
Aparecen sombras chinescas en el foro del escenario mientras suena música clásica de Wagner.)

         .-¡Anda ya!, ¡Que me tenéis frita, ¡Iros al infierno perros vagabundos!, ¿Queréis regatearme a mi quince pesetas?, ¡Ni que fuerais ropavejeros!, si queréis rubio americano, ¡Pagarlo!, y si no, al estanco a apechugar con los impuestos (Desaparecen las sombras chinescas)...¡Ja ja ja ja ja ja ja!, ¡Estos jóvenes!...Yo, ya no soy tan joven, ¡Aunque de mente, si que lo soy! que la tengo clara y lúcida...pero de cuerpo soy un auténtico vejestorio. (Se palpa las piernas). ¡Ah! ¡Con lo que yo he sido!, piernas mas finas no las ha habido, ahora las tengo llenas de celulitis, verrugas y varices, apenas puedo andar...Menos mal que la Carlota me alegra un poco la vida que si no...
           La cuido mucho a la pobre, está tan cascada como yo. ¡Ni que decir tiene, que es mucho mas joven!, pero es una verdadera desgracia. ¡Está mal!, ¡Mal!, ¡Mal!, no le faltan detalles en cuanto a males y achaques, chirría por todas partes, ¡Tiene tosferina!, ataques de migraña y hasta cáncer, ¡Si, cáncer! que la pobre está muy mala. A veces le da el taque de polilla y está todo el día ¡Gri gri gri gri gri!
          La Carlota siempre me ha acompañado a todas las partes, nunca me ha fallado ni me ha faltado al respeto...¡Al contrario!, ¡Que me ha querido como si yo, fuera su madre!...No como mi hijo, ¡El muy sinvergüenza!, una vez que lo tuve criado con carrera universitaria y colocado en la vida, como tiene que estar un buen hombre, coge se marcha de casa, se liga con dos mujeres ¡A las cuales mantiene!, y su madre, aquí, en esta esquina vendiendo tabaco como una vulgar cerillera...¡Las vueltas que da la vida! ¿Quién lo iba a decir?..¡Ahora!, él es muy bueno, todos los meses me visita, ¡Si que me visita, si!, el día cinco de cada mes, cuando cobro las quince mil cochinas pesetas que me paga el estado para lavarse la cara de la pobreza enquistada que hay en la llamada tercera edad...Eso de tercera edad suena demasiado finolis, porque en la realidad es que ya somos viejas y no servimos mas que para dar lata.
         Nada; pues mi hijo llega todo cariñoso, aquí a la esquina, me da un beso en la frente, me recoge las quince mil pesetas, diez mil se las guarda para vacaciones, el resto me las invierte en tabaco para que no deje de trabajar...¡Ale!, ¡A vender!, ¡A vender!, ¡Y a vender! (Cambia de actitud.)
        ¡Tabaco americano!, ¡Tabaco laigh!, ¡Tabaco sin nicotina!, ¡Tabaco que no produce cáncer!, solo produce asma crónica y cataratas permanentes...¡Aaaaaaayyyyyyy! ¡Mechachis la mar salada!, ¡Aaaaaaaayyyyyyy!, ¡La madre que la parió!, ¡Desgraciada!, ¡Aaayyyy! ¡Una hormiga! una hormiga que me sube por la entrepierna, ¡Aaaayyyy, la condenada!...¡Jajajajaja!, ¡Ah, que me hace cosquillas!...pero...¡Que barbaridad!, ¡Jijijijiji!, ¡Que no puedo mas!, ¡Aaahhhh!, ¡Que me pone cachonda!...¡Hay!, ¿Por qué no pasará un buen mozo por aquí?, para que me quite la hormiga...¡Jijiji!...¡La condenada!...(Intenta meterse la mano por la entrepierna)...¡A ver si la cazo!, ¡Oh, que mal bicho!, ¡Al fin! (Estruja la hormiga con los dedos)...¿Será posible que tenga sensibilidad todavía?, ¡A mis años!, ¡Anda ya!...¿Ahora, quiero vivir de ilusiones?...¿Cuándo fue el último?, ¡A lo que llega una en la vida!...ya ni me acuerdo, ¡A ver!...¡A ver!, jajajajaja, déjame que me ría...¡Hay que gracia!, ¡Lo basto que era el cabrón!, pero fue muy bonito y refrescante...Hacía tres años que había perdido la regla, y me llega un chulo-facha-cuarentón a hacerse el gracioso conmigo, me mostré esquiva y le di a entender que me había forjado y la realidad es que le seduje como a un vulgar crío quinceañero...Cuando terminó y se vio desnudo de medio cuerpo para abajo, ¡Casi le da el telele del susto! y me dio una pesada lección de moralidad, de buenas costumbres y de ¡Arriba la patria!...yo, le contesté; ¡Si!, ¡Que si!, ¡Arriba la fulgencia!...¡Uh, como se enfadó! ¡Que barbaridad!, entonces estuvo a punto de violarme dándome con la fusta en los riñones...¡Uh!...¡Uh!...¿Y sabes que digo ahora?, ¡Que ni patria!, ¡Ni pichorras!, ¡Arriba la fulgencia!...
        (Acaricia el cochecito)...¡Mi Carlota Corday!...¿Recuerdas lo sensible que yo era?. Mi madre a pesar de ser una auténtica cazurra, me educó con una sensibilidad especial...¡Oh pobrecita!, ¡Que buena era!, siempre me decía que tenía que ser una auténtica señora, y ella lo consiguió con auténtico esmero, todo lo que tuvo lo empleó en mi educación. Me enseñó a no ser mal hablada, no empleaba delante de mi una sola mala expresión, ni un solo taco...Los tacos los empleaba para pelearse con mi padre...Mi padre era poca cosa ¡No valía un calzoncillo!...y ella ¡Le arreaba unas palizas...!, nunca supe entender el por qué de esa convivencia...para ella debió ser infernal...o quizás; se querían de esa manera, a base de trancazos y vocablos malsonantes, discutían y volaban todos los cacharros de la cocina...¡Que carácter tenía mi madre!...Yo, salí a ella, y ya desde jovencita, no tengo nada que envidiarla en cuanto a genio.
       (Vuelve a sonar música sinfónica clásica y Herminia se irá quitando los trapos de la vestimenta muy lentamente, cambiando de imagen. Su transformación será el de una mujer de unos cuarenta años elegante y exquisita. Continuará a su lado el cochecito lleno de cachivaches.)
       ¡Me voy Leandro!, ¡Me voy!, hasta aquí han llegado las discusiones, las peleas...¡Cuando algo no funciona, lo mejor es cortar por lo sano!. (Se mueve nerviosamente)...Llevo dos años contigo, he tenido dos maridos y tres amantes...¡No me importa volver a quedarme sola!...Estoy histérica ¡Canalla!, ¡Histérica!...Me has robado los dos mejores años de mi vida, en vez de disfrutar contigo como una zabarcera podría haber disfrutado delicadamente con varios jóvenes de mi compañía.
       ¡Ahora!, ¡Ahora!, cuando menos me lo suponía me sale celoso ¡Celoso!...pero ¡Que barbaridad!...Yo...con lo fiel que soy...mientras estoy con un tío, nada mas que por respeto ¡No me voy con nadie!...¿Me entiendes?...Eres un pedazo de mameluco...ya sé, que te molesta mi trabajo de actriz, pero mira por donde me conociste siendo una estrella ¡Una estrella!...y ahora no voy a dejar de serlo por tus celos...He disipado todo mi dinero contigo, me he peleado con mi hijo...¿Qué mas querías de mi?...anda dímelo, no te quedes con las ganas...¿Qué dices?, ¡Estas loco!...¿Qué le dedico mas tiempo al teatro?, pero ¿Qué te habías creído? ¡Chulo de mierda!...¿Sabes que es para mi el teatro?, ¿Lo sabes?...Para mi, el teatro es la savia de mi sistema nervioso, la sangre de mis venas, el aire de mis pulmones y el prana que recogen mis puntos de energía, ¡Es mi mejor amante!. Cuando se produce esa fusión con el espectador, que todos los trabajadores del teatro conocemos ¡Yo, me orgasmeo!, ¡Si, me corro de gusto!, ¡Soy una ninfómana del teatro!, ¡Adoro al teatro!.
       (Mete todos los cachivaches amontonados en el cochecito y hace ademán de marcharme con él).
       ¡Ale, Carlota Corday! otra vez a mudarnos de casa, de lugar. Siempre los cómicos de un lado para otro, siempre las actrices de sitio en sitio disfrutando con su arte. Ahí dejo otra aventura amorosa, otra aventura libertaria ¡Si, libertaria! porque toda nuestra piel, Carlota mía es: Pura libertad, puro libertinaje. ¡Pura diferencia de la mediocridad del mundo!.
      (Nuevamente vuelve a sonar música clásica, Herminia dará vueltas con el cochecito alrededor del escenario...En un momento dado, irá retirando todos los cachivaches y ropas del cochecito y los irá dejando armónicamente por el escenario. Deja de sonar la música, Herminia se coloca en el centro del escenario y cantará un tango a "capela" con aires de gran estrella.)
     (Suenan los lloros de un bebe)
     ¡No llores mi pequeñín! (Mece con gran soltura el cochecillo)...¡No llores!, papá no gritará mas, de eso ya me encargaré yo...(Mira hacia adentro del cochecillo)...¡Si!, ¡Burrito!, ¡Burrito!, ¡Burrito!, ¡Ah, que pequeñín eres! (Toma al bebé en sus brazos) ¡Me da miedo cogerte!, tengo miedo de romperte...Papá es malo, ¡Eh!, grita mucho...(Alza la voz)...¡A todas las horas está borracho!, ¡Es muy revolucionario él!, dirigente político de un partido pseudo-izquierdista, ¡Ya!, eso se lo creerá él...(Deja a el bebé otra vez en el cochecillo)...¡Todo el mundo te admira!, ¡Todo el mundo te respeta!...Eres un conocido líder, ¡Líder!, defensor de la dignidad del hombre obrero, ¡Y de la obrera! ¿Qué?...Eres un machista, querido mío. Deberías de defender la dignidad de tu propia casa, ¡De tu propia mujer!, ¡Sí!, ¡De tu propia hembra!...porque si para ti, soy sola una hembra, al menos deberías de tratar como tal, con sensibilidad y con buen gusto...¿Te das cuenta como trata el perro a la perra cuando está en celo?, así al menos me deberías de tratar, ¡Así!, el perro le lame la vagina para poderla penetrar sin violencia ¡Tu, me golpeas, querido mío! ¡Me golpeas!...Eso solo lo hacen los malos machos, los machos que dudan de su condición de hombres...¡Y no se te ocurra volverme a pegar!...Aquí en el cochecito está mi hijo y mi propia dignidad...¿Qué es hijo tuyo también?...¿De qué?, me quieres decir ¿De qué?...Es mío, solo mío. Es un producto de mi amor, de mi organismo...Tu, ¿Qué pensabas?, ¿Qué te habías aprovechado de mi?...He sido yo quien te ha utilizado...¡Yo!...¡Yo, he utilizado el manubrio del macho, para que se produjera el milagro de la concepción en mi organismo!...Tu, no eres el padre...¡Yo!, te he utilizado como macho...(Vuelve a llorar el bebé)...¿Cómo no vas a llorar, hijo mío? ¡Con este panorama!, tu padre no reacciona ante mis insultos, me debería de matar. Desde que me casé con él, no ha hecho nada mas que medrar, ¡Vivir a costa de mi éxito como actriz!, ¡Es incapaz de hacer algo por si solo!, por eso se escuda en una falsa lucha política...¡No sirve para otra cosa!...Quiere revolucionar el mundo y no revoluciona ni su propia casa, ni su propia existencia, ¡No tiene huevos!...¡Soy una puta!, ¡Una cortesana cualquiera!. (Vuelve a sonar música clásica)...¡Soy como la Carlota Corday!, la asesina de un revolucionario...Jajajajajaja. (Del cochecillo saca una pistola. Sigue sonando la música. Hace mutis y se oyen dos disparos. Vuelve a escena, cogerá un cartel, escribirá: Carlota Corday la justiciera de un revolucionario, lo colgará en el cochecillo, el niño llorará a moco tendido y ella hará mutis con el cochecillo.)

                                                Fin del monólogo
      
                          

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