Florentino Huerga tenía la costumbre de llamar a cualquier poeta que apreciaba con el alias de "hombrito". Uno de sus "hombritos" mas queridos; sin olvidarnos de Lluis Ferrer, es Pepe Costero.
Hace unos días en un recital poético, me comentaba en la intimidad que se consideraba un superviviente; pues muchos colegas suyos de la "Generación del Amagatotis" han pasado a la dimensión de los abismos del espacio.
Pepe Costero, es poeta, pero bajo mi prisma de mil colores; lo considero un escritor. Domina el ensayo, las biografías de distintos personajes, la novela y la poesía. Sus análisis en los debates espontáneos después de los recitales lo avalan como tal.
La revista ¡Hasta siempre! y este "Blog" le van a dedicar dos o tres entradas a su literatura.
Estuvo muy vinculado a la editorial y revista "La mano en el cajón", colaboró activamente en varios números de la revista ¡Hasta siempre! y hoy en día es uno de los responsables de la asociación poética El laberinto de Ariadna.
En Marzo de 1.999 en el Nº 5 de la revista ¡Hasta siempre!, aparecieron tres poemas de él.
Iniciaremos con su poesía las entradas dedicadas a PEPE COSTERO.
EN PENUMBRAS
con la voz de Sinatra de contraluz,
estoy besando tus labios.
Bebemos gin-tonic,
unas cervezas,
mezclo coca con ron,
vodka con naranjada
y seguimos sedientos.
Atardece
y las luces siguen apagadas.
Mis manos
acarician tu cuerpo vencido.
Enmudece Sinatra,
los vasos están vacíos,
mediada la botella de ginebra
y, en la oscuridad,
sigo bebiendo de tu boca.
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Tú,
mujer,
devoto cuerpo
solidario con mi soledad.
El amor pide sal y espuma.
No seamos tacaños a sus demandas.
Colmena para libar un presente
y sus celdillas cobijan
los recuerdos,
gozos
y desengaños.
que han nutrido de tibia miel
nuestros labios golosos de placer.
Vendrá la vida
con sus viejas lecciones,
con sus adormideras,
sus artificios,
sus credenciales en regla,
con su apócrifa piedad
para cada acto inútil.
Tú,
mujer,
alfaguara para este hombre
que sobre tí se inclina.
Inaugura la lengua
este concilio de tu cuerpo y el mío.
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QUÉ DULCE CANSANCIO
cabalgar en el alazán de tus caderas.
Toda aquella noche,
embriaguez de besos con ginebra,
hasta las primeras noches del alba.
Desnudos los cuerpos,
desnudos y vencidos
por la suave fatiga del amor.
Toda la noche.
Ebrío uno de otro.
Toda la noche.
Toda la noche.
Hasta que el fulgor del día nos adormeció.
Poemas del libro: "Del amor y otros delitos" - PEPE COSTERO -
Bellos poemas los de Pepe Costero que nos has dejado, Joseba, un gran "hombrito" como todos los demás a los que ha sobrevivido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si no fuera por tu blog, no tendría otro modo de llegar a la poesía de esos "hombritos". Gracias por acercarlos y permitirme disfrutar con su obra.
ResponderEliminarUn saludo