jueves, 10 de febrero de 2022

GOLONDRINA SIN NOMBRE.

 

      Los poetas auténticos, los poetas con títulos universitarios, los poetas relacionados con la docencia literaria, me recomendarían ante estos textos que voy a publicar en esta entrada del “Blog”: Debes de corregir y pulir, no dejar de pulir, resumir, la poesía es corrección y pulir el verso.

      Durante mi experiencia como poeta, he tenido que corregir, pulir y resumir.

      Estos textos los escribí en los años ochenta del siglo veinte. El de Golondrina sin nombre, influenciado por las enseñanzas que me transmitió una Escuela Universalista de Barcelona. Están escritos visceralmente y aunque he tenido tentación de corregirlos, no lo hago para que se observe mi pensamiento de hace cuarenta años y la verdad oculta con los que están escritos.


                                 GOLONDRINA SIN NOMBRE.


No olvides que la memoria está rota por los ojos vidriosos de una mujer extraña, de una mujer conflictiva desde su paso por el planeta Tierra.

       ¿En qué estado te encuentras solitaria golondrina?

       No percibes que tus sentimientos no son tuyos, ¡No son de nadie!, pertenecen a la vacuidad etérea de la peregrina amortajada con esencias orientales de algo vivo, de algo sublime, de algo que no sé el qué.

Es un momento, es un simple suceso

¡Soy un violinista alegre!

al que la noche del alba ha madurado.

Lo sublime no es escribir,

lo sublime no es el pensar,

lo sublime no es el martirizarse

lo sublime no es la tristeza.

Es simplemente la cotidianidad de un grito humilde.

¿Dónde se encuentra el bello muchacho de la mañana?

¿Dónde te encuentras espíritu jubiloso?

¿Dónde te encuentras día tras día?

¿Qué eres?, que no compartes

¿Qué eres?, “que te vas por los cerros de Úbeda”

sin escuchar el sonido del violín.

        El caudal tormentoso discurre rápidamente por un gran acantilado estrellándose contra las aguas verdosas del océano, en un día grisáceo y tormentoso, donde las heridas supuran por la espalda de una mujer flagelada por la supremacía de la verdad, una verdad ignorada en el mueble añoso de un despacho del tanatorio de la solitaria avenida.

Cada día pasan las horas,

los dedos son resquebrajados por el cierzo

cuando la golondrina planea hacia el edificio,

su humildad adolece de apatía.

El músico aporrea frenéticamente el piano,

el pintor traga con avidez el óleo,

la acuarela se desparrama formando una abstracción sin límite.

¡No seas necio!

Eres una golondrina blanca-negra.

Vuelo de mar en mar,

vuelo de isla en isla,

vuelo de continente en continente

ocupo el espacio,

¡Rompo el tiempo!

¡No me siento!

¡No me percibo!

¡Ni escucho el sonido de mi trino!

       Los almendros han perdido su flor primaveral y también el fruto, se han constipado por una helada tardía.

       Contemplo un cuerpo desnudo, mustio, frío como el mármol.

       Quizá sea mi cuerpo masculino, ¡Un macho atemorizado! Quizá sea un simple encuentro entre una piel basta y un cuero cabelludo suave, delicado.

        No te tortures en tu mortaja, pequeña golondrina, baja de los tejados, respira el aire viciado de una gran urbe y tañe, tañe, tañe repetidamente el violín que pende de tus fuertes manos.

De mi violín parten sonidos misteriosos,

escampan mezclándose con la nada del espacio.

Voy componiendo un adagio interminable.

Quisiera ser como un alegre ruiseñor,

¡Soy triste como un perezoso trepando por el árbol!

¿Dónde te encuentras ovario?,

que no desprendes el óvulo para ser fecundado.

¿Dónde te has metido pene erecto?,

que de camino te has equivocado.

¡Estoy muerto!, ¡Muerto!, ¡Muerto!

acaso… ¿Estoy vivo en lo alto del campanario?

Acudo a la sesión solemne de una sibila,

De una sibila vieja envejecida y solitaria.

        Te cubriré con un velo transparente y oscuro.

         A veces la sutileza, no es tan sutil como un beso desgarrado, como un hecho solitario donde la nieve se mezcla con el magma de los volcanes, entrando en ebullición los sonidos del aullido de un lobo.

         ¡Ah, pequeña golondrina!, ya no eres hermoso como una cascada amazónica, has perdido tus tonos brillantes, te estás pudriendo sin tu poder evitarlo.

         Ya no desprendes olores de mirra y sándalo, solo desprendes miasmas contaminadas de plutonio.

No intentes convencerme vieja arpía,

apaga poco a poco los cirios de tu altar.

Tu aspecto es de hembra

¡Hembra que carcome sus pechos piojos y garrapatas!

Yo, también tengo pechos.

Tú, escondes la personalidad en el ala del sombrero.

Tus consejos me saben a latigazos.

¡No habito en el éter! ¡No estoy muerto!

Deseas que penetre en tu nada consistencia.

¡No te deseo!, ¡No te deseo!, ¡No!, ¡No!, ¡No!

Mi cuerpo es simplemente una estatua,

erguida, silenciosa y un tanto estúpida…

…pero no como tú, ¡Que no posees alma!

           Has dejado tu energía a medio camino.

           Mira golondrina, contempla el sendero de luz que tienes que tomar para que se afine el órgano de la catedral profanada por los modernos constructores de panales para abejorros con motores diésel.

            ¡Agua bendita para que huyas de los chatarreros!

            El hisopo del abad mitrado esparce gasóleo sin pureza, sin castidad, porque ha sido violado por el ejército de las amazonas, que remontan los raíles, ¡Raíles! ¡Raíles! En tren repleto de desechos orgánicos. ¡Puaf!, ¡Que asco! Huele a cadáver putrefacto. ¡Puaf!, ¡Puaf!.

¡Déjame llorar!, ¡Déjame llorar!

bella sibila de la madrugada eterna.

Que no transcurra el tiempo,

¡Que no transcurra!

¿Dónde está mi alma?

¿Dónde percibiré los aromas de sus entrañas?

¡Suspira!, ¡Suspira el viejo gorrión!

fue asustado inútilmente por la alondra.

El gavilán me transporta un pañuelo blanco,

ha sido bordado en una colegiata.

Un nutrido grupo de efebos conforman su coro.

¡Me voy!, ¡Me escapo!, ¡Huyo a la luz!

No soy ni varón, ni hembra, ni andrógino

¡Soy un simple suspiro de energía!

                                                   💥

 

                 “ES SOLO UNA CURA DE HUMILDAD”.

 

Me das miedo

                       ¡Querida amiga!,

me das miedo

                       porque te tengo cerca,

me das miedo

                       porque en realidad; no sé quién eres.

No soy capaz de pronunciar tu nombre,

eres como la madrugada fría, gélida

por el influjo de la luna cuarto-menguante.

No sé,

           la verdad que no lo sé,

                                                me da la sensación,

           ¡Intuyo!

           ¡Claudico a tus encantos!

te daré un nombre en concreto

           ¡Amor mío!

                 ¡Oh!

              ¡Por fin!

                  ¡Si!

cuando me dirijo a alguien en femenino

solo puedes ser tú

               ¡Poesía!

¿Sabes una cosa?

                ¡Quería criticarte!

                 ¡A ti!

                  ¡Qué valor tengo!

No puedo,

                 no soy quién

                   ¡Te amo!

“Es solo una cura de humildad”

¿Qué elementos tengo a mi alcance para tratarte?

¿Cómo los domino?

¿Cómo los utilizo?

¿Mancho mis manos de barro para modelar tu sonrisa?

¿Empleo mis cuerdas vocales para formar versos interminables?

No debo caer en la trampa,

no debo caer en la confusión.

¿Cuándo una escultura ha sido tildada de poesía?

¿Cuándo su belleza vibra?

¿No posee cada arte su propio lenguaje

                                su propia vibración?

¿Cuándo un elemento del mobiliario urbano ha sido tildado de poesía?

                     ¡Que mentira!

La pintura es arte

el dibujo es sublime

la música, ¿Qué es lo que decimos de ella?

la belleza de las artes

          no implica que todo sea poesía.

Ante este poema visual

solo quiero decir:

“Es solo una cura de humildad”

No soy quién para decir lo que poesía

                     o,

                 no lo es.

Observar vuestro intelecto,

                vuestra alma comunicativa

                      y,

             pelearos,

             armaros de valor,

             discutir sin acritud,

todas las bellas artes ¿Son poesía?

             quizás…

“Es solo una cura de humildad”

 

 

                                 ¿Varón? ¿Hembra?.

 

Cuando uno desea escribir

escribir sobre la belleza platónica

¿A quién se describe con las letras?

¿A un varón solitario?

¿A una hembra con gran melena?.

Dos realidades distintas,

dos realidades como luna – nueva, luna – llena.

Los senos femeninos oscilan voluptuosamente,

el pene del varón en la retaguardia se refugia.

Joven de pelo en pecho,

joven con mente de golondrina.

El gavilán planea sobre la estepa

desea abalanzarse sobre su víctima.

La belleza más fuerte y sutil es la masculina,

la belleza más explosiva la femenina.

La gata ronronea en un tejado de uralita

emite maullidos y gritos con gran dicha.

En un estanque navega una flor de loto,

un gladiolo encapullado, de hojas verdes está desnudo.

¿Qué es lo que quiero?

¿Qué es lo que deseo?

¿Qué es lo que anhelo?

¿Qué es lo que espero?

mas vale correr un tupido velo

mas vale que el raso transparente

lo deposite en un arcón viejo.

 

 

                                        Bosque poético.

 

Un bosque tupido con maleza exuberante,

verde frío, verde cálido, verde intenso,

inmensas tonalidades envuelven el himno cromático

solo roto por la calima con tonos grisáceos.

Niebla cálida, niebla suave, niebla densa.

Las hierbas se desposan con el aire

un rayo de sol disuelve la nube,

el viento finaliza con los cielos y rituales.

Bandadas de aves repueblan el bosque,

las alimañas acechan y cazan, cazan y acechan.

Los mosquitos liban, liban, liban gotas de sangre,

las ardillas roen, roen para tomar la savia de los árboles.

Todo es vida, todo es oro, la plata reluce y reluce.

Ya estoy a vueltas con la poesía.

¡Poesía!, ¡Poesía!, ¡Poesía!, ¡Poesía!.

 

 

                          La dama vestida de negro.

 

Un pestilente buitre, acechador de la ebria noche,

un gorrión posado en un cable eléctrico,

un árbol frondoso que no se percibe por los sentidos,

un buhonero cazador atrapa al mochuelo,

una virgen vieja ataja por el sendero;

son los fantasmas de la dama vestida de negro.

Las monjas adoratrices recitan un salmo,

las cistercienses musitan el rosario,

las franciscanas reclaman el óbolo,

las cartujas con flores visten al santo,

las dominicas reparan cántaros;

son los fantasmas de la dama vestida de negro.

Los pordioseros las heces las tiran al campo,

los lunáticos se creen Cristo, Napoleón y Franco,

los rimadores son sencillamente estúpidos,

los prosistas son sencillamente eso,

los alumnos arrojan al profesor al atrio;

son los fantasmas de la dama vestida de negro.

Los poemas tienen un no se qué…extraño,

a veces se auto crean, auto surgen, quizás…

ni la dama vestida de negro los controla.

¿Dónde están los fantasmas?

¿Dónde se encuentran?

¡Uuuuuuuuu!

¡Uuuuuuuuu!

¡Plas…! olvídalo

la dama vestida de negro te espera.

 


        Ilustración de fotografía transmutada en una Grisalla: Rafael Arroyo Villemur.

        Textos poéticos y poemas de: -Joseba Ayensa (poeta-cantor.)-

 

 

 



miércoles, 2 de febrero de 2022

Catedral del libro - Revista ¡Hasta Siempre! - Biblioteca Jovellanos de Gijón.

 

      El tres de Febrero del 2022 día de San Blas, me tengo que acercar a la parroquia de Jove en Gijón, por una motivación sentimental poética, recordaré a los roscones que degustábamos en Tulebras de Navarra y posiblemente compre las rosquillas bendecidas que sirven como placebo a las enfermedades de garganta.

      Un día antes, me acerqué a una de las catedrales del libro o literarias, la biblioteca Jovellanos. Me acompañó el Maestro esmaltador; Rafael Arroyo Villemur, a donar una parte de nuestra alma como poeta y dibujante; las maquetaciones de la revista ¡Hasta siempre!, las originales antes del tiraje fotocopiado. Las recibió el director de la biblioteca: Fernando García Albella.

      La revista ¡Hasta Siempre! fue publicada y distribuida gratuitamente desde Octubre de mil novecientos noventa y ocho hasta Diciembre del dos mil tres, en la ciudad de Barcelona.

      Durante diecinueve años he guardado sus maquetaciones desde el Nº 0 al Nº 35…desde el 36 al 46 fueron totalmente digitalizadas y no era necesaria la maquetación en papel.

      En la actualidad, vivo en Gijón y Rafael Arroyo Villemur, nació en esta ciudad, por lo tanto; ahora ya tienen que ser conservadas en una catedral del libro: La biblioteca Jovellanos de Gijón.

                           Fernando García Albella y Rafael Arroyo Villemur.



Siento un dolor alegre

un alegre dolor

cinco años coordinando

poesía

literatura

dibujos

arte a raudales

de poetas

poetisas

dibujantes

artistas que regalaban su alma

no donamos unas maquetaciones

donamos una vibración inquietante

que no nos pertenecen

pertenecen a una catedral del libro

la biblioteca Jovellanos

de Gijón.


         Joseba Ayensa muestra las maquetaciones al director de la biblioteca; Fernando García Albella

        Texto y poema:
                                      -Joseba Ayensa (poeta-cantor.)-