sábado, 27 de agosto de 2011

EL CRISTO DE DIANA BALBOA


EL CRISTO DE DIANA BALBOA
 (Poema original de Carlos Huerga)

 ¿De qué derrota llegas
 con las manos desclavadas
 de sus sueños?

¿De qué sima llegas
 con los labios prendidos
 de besos de sangre?

¿Cuánto amor en tu derrota,
cuántos siglos de redes en las manos,
de paredes de sal,
de llantos,
de caricias
en la madrugada de los ejecutados?

 ¿De qué tierra anocheces
  con la ternura llagada,
  con la saliva de ladrillo, 
  con los pies azulados del agua que la
   luna robó
   a las voces de los niños?                             

¿Qué cementerio te cree
en tus raíces de barro
y que cielo en tus dientes de pájaros?

¿De donde desnudar tantas cruces vacías,
tantos vientos de maderas podridas,
de surcos sin huellas?

¿Qué amor nos lanzas
desde tus sombras,
desde tus uñas desconchadas de las
lápidas,
desde tu corazón desangrado
para el alba?



                 Carlos Huerga compuso este poema como homenaje, prueba de amistad y reconocimiento a la obra plástica de la artista cubana Diana Balboa.

Diana Balboa (Dibujante, pintora y grabadora cubana)
                                                                   

                       Este "blog: Joseba Ayensa" y la "Revista ¡Hasta siempre!" recuerdan a Carlos Huerga publicando su poema. Carlos Huerga murió en plena juventud y en plena creación literaria. Poeta precoz, aún no era adolescente y la editorial "La mano en el cajón" le publicó su primer poemario "Adiós a las armas", ya en su juventud un nuevo libro apareció a la realidad literaria "La memoria inorgánica", fue en esos momentos cuando yo le conocí y le dí mi primer abrazo poético, me lo presentó su padre Florentino; un gran amigo y un gran poeta. Presentó "La memoria inorgánica" en la asociación de poetas LA PAPA y en varios locales de Barcelona, yo le presté mis cuerdas vocales para la lectura del texto y hoy en día sigo agradeciendo que contase conmigo para esos eventos poéticos. Póstumo fue su último libro "El yunque y otros poemas"...Recuerdo a Manuel vázquez Montalbán cuando presentó esta última obra en un conocido colegio universitario de la Ciudad Cóndal.
                      Carlos Huerga, era el mas joven de una generación, yó la denomino; como LA GENERACIÓN DEL AMAGATOTIS , todos ellos acudían a la tertulia literaria "La mano en el cajón" y la revista ¡Hasta siempre! publicó en su Nº1 de Noviembre de 1.998 a los entonces ya desaparecidos: Paco Seguí, Francisca Geijo y Carlos Huerga.
                     Y con esta entrada; por el momento, este "Blog" dejará de publicar las distintas sensibilidades poéticas sobre la realidad irreal de Dios
                                                         

domingo, 21 de agosto de 2011

SALMOS PARA RECITAR CON JÚBILO ANTE AMON-RA


“Para júbilo de tu corazón,
antes de acostarme contigo,
ramos de jazmines cortando,
montaré una corona para ti”



SALMOS PARA RECITAR CON JÚBILO ANTE AMÓN-RA

I

Como una flor me abro a tí,
                        como un capullo me abro a tí,
hoja a hoja, pétalo a pétalo,
                        a tu mano que me acaricia,
como una flor me abro a tí,
                        como un capullo me abro a tí.

Espero con avidez tu líquido,
                        espero con avidez tu simiente,
como un surco, como una acequia,
                        de tu caño largo y fuerte,
espero con avidez tu líquido,
                        espero con avidez tu simiente.

Como un polluelo en su nido,
                        como un cachorro en su camada,
mi boca se abre, para que la llenes
                        con tu gusano y tu leche,
como un polluelo en su nido,
                        como un cachorro en su camada.

Como el campo golpeado por la lluvia,
                        como el árbol agitado por el viento,
mi cuerpo se te ofrece, dispuesto
                        a tu llamada, a tu embate,
como el campo golpeado por la lluvia,
                        como el árbol agitado por el viento.

II

Con encendido amor,
                        acojo tu reposo,
¡mi luchador!, cansado
                        de la jornada diaria,
con encendido amor,
                        acojo tu reposo.

En tálamo nupcial,
                        bajo las sábanas,
encontrarás mi anillo
                        listo para tu dedo,
en tálamo nupcial,
                        bajo las sábanas.

Masa de pan blando,
                        que inertemente espera,
en tus manos la forma
                        encontraré temblando,
masa de pan blando,
                        que inertemente espera.

Los pequeños botones
                        de mis flores gemelas
se abrirán al contacto
                        de tu aliento-rocío,
los pequeños botones
                        de mis flores gemelas.

III

¡Ojo de mis cuencas vacías!
                        ¡Luna de mis noches sin luz!
¡Lazarillo que me lleva
                        de la mano a mi alimento!
¡Ojo de mis cuencas vacías!
                        ¡Luna de mis noches sin luz!

Quiero ser la uva, el plátano,
                        quiero ser el melocotón y la ciruela,
que se ofrecen en canastilla
                        al esperado viajero,
quiero ser la uva, el plátano,
                        quiero ser el melocotón y la ciruela.

Quiero ser el paisaje soñado,
                        que se albira al despuntar el monte,
y enciende la sonrisa al caminante,
                        y acelera el paso de su sangre,
quiero ser el paisaje soñado,
                        que se albira al despuntar el monte.

Mi cuerpo es mi presente,
                        mi cuerpo es mi regalo,
levantaré tu ánimo
                        hasta el éxtasis,
mi cuerpo es mi presente,
                        mi cuerpo es mi regalo.

IV

Frotando nuestros cuerpos,
                        nuestros miembros se levantan,
y el mío te señala a tí,
                        y el tuyo me señala a mí,
frotando nuestros cuerpos,
                        nuestros miembros se levantan.

Entrecruzando nuestras piernas,
                        rodeando con los brazos nuestros troncos,
tu boca se abre a la mía,
                        y mi boca se abre a la tuya,
entrecruzando nuestras piernas,
                        rodeando con los brazos nuestros troncos.

Separando nuestras cabezas,
                        empujamos nuestras ingles,
y mi bulto palpita junto al tuyo,
                        y tu bulto palpita junto al mío,
separando nuestras cabezas,
                        empujamos nuestras ingles.

Penetramos nuestros oídos con palabras,
                        empapamos nuestros cuerpos de esencias,
y tu arco toca mi violín,
                        y mi arco toca tu violín,
penetramos nuestros oídos con palabras,
                        empapamos nuestros cuerpos de esencias.

V

Estiramos nuestros cuerpos desperezándonos,
                        tendemos nuestros brazos como jabalinas,
y mi vello se eriza a tu contacto,
                        y tu vello se eriza a mi contacto,
estiramos nuestros cuerpos desperezándonos,
                        tendemos nuestros brazos como jabalinas.

Emparejados nuestros miembros,
                        pesamos el uno sobre el otro,
y mis manos buscan tus agujeros,
                        y tus manos buscan mis agujeros,
emparejados nuestros miembros,
                        pesamos el uno sobre el otro.

Golpeamos nuestros tambores con las palmas,
                        cimbreamos fuertemente nuestras cinturas,
y el agua de tu lluvia colma mi pozo,
                        y el agua de mi lluvia colma tu pozo,
golpeamos nuestros tambores con las palmas,
                        cimbreamos fuertemente nuestras cinturas.

Abrimos nuestros sentidos a bocados,
                        arrojamos nuestros versos al vacío,
y mi alma queda dentro de tí,
                        y tu alma queda dentro de mí,
abrimos nuestros sentidos a bocados,
                        arrojamos nuestros versos al vacío.

VI

Embarcados en colosal nave,
                        encerrados en su vientre-bodega,
tu eres mi mástil y mi vela,
                        yo soy tu mástil y tu vela,
embarcados en colosal nave,
                        encerrados en su vientre-bodega.

Desde el barbado mascarón de proa,
                        desnudos nos lanzamos como arpones,
hundidos en el mar, perseguimos
                        abrazados, serpientes y tritones,
desde el barbado mascarón de proa,
                        desnudos nos lanzamos como arpones.

Tumbados en cubierta, miramos las estrellas,
                        y arrastrados por ellas, cruzamos las noches,
fanales venecianos, de luceros tempranos,
                        iluminando cuerpos, alumbran las caricias,
tumbados en cubierta, miramos las estrellas,
                        y arrastrados por ellas, cruzamos las noches.

Impulsados por los mismos vientos,
                        arrullados por las mismas sirenas,
tu playa es el destino de mi arena,
                        mi playa es el destino de tu arena,
impulsados por los mismos vientos,
                        arrullados por las mismas sirenas.

VII

Levantamos nuestros ojos al cielo,
                        ofrecemos nuestro cuerpo a los dioses,
desde una misma piel,
                        con una misma mano,
levantamos nuestros ojos al cielo,
                        ofrecemos nuestro cuerpo a los dioses.

Como pájaros, que sobrevuelan bosques
                        agrupados en bandadas,
se reflejan nuestras palabras
                        en estanques dormidos,
como pájaros, que sobrevuelan bosques
                        agrupados en bandadas.

Como el ave, que levanta el sol
                        y lo acompaña hasta el ocaso,
mi palabra en tu boca
                        busca su nido,
como el ave que levanta el sol
                        y lo acompaña hasta el ocaso.

Mi palabra, enredada en un papel,
                        que aleteando vuela a tu corazón,
para que desdoblándolo lo leas,
                        y le infundas con tu aliento su destino,
mi palabra, enredada en un papel
                        que aleteando vuela a tu corazón.

                                                    Pedro Casas Serra (04-01-2000)


                La primera vez que escuché decir a Pere Casas su poema Salmos para recitar con júbilo ante Amon-Ra, fue en un recital en el Café del Centre de Barcelona. Recuerdo que hizo la presentación el poeta Florentino Huerga, y la exclamación de Florentino cuando terminó el recital fue: .-¡Valiente!
               ¡Valiente! y lleno de verdad, pensé yo. Es uno de esos poemas que tienen verdad de principio a fin, verso a verso va construyendo un universo dificil de transmitir, pero Pere Casas lo hace magistrálmente...no se esconde en ningún momento de su pensamiento, de su pasión, de la poética que recorre la espina dorsal a todo aquel quién le escucha. Salmos para recitar con júbilo ante Amon-Ra, ¡Es su obra!.
             Pere Casas, poeta que colaboró con la revista ¡Hasta siempre! desde sus inicios, y que hoy en día acude Viernes a Viernes a la tertulia de la misma, es un poeta intimista, solo tenéis que visitar su "Blog"  para comprobarlo. No solamente es poeta, también es un magnífico dibujante de paisajes, de pequeños rincones que observa, de esa intimidad que va aflorando desde su alma y que la transmite con sus lápices. Estoy seguro que en el futuro se le conocerá por haber escrito SU OBRA: Salmos para recitar con júbilo ante Amon-Ra.
           Este poema fue publicado por la revista ¡Hasta siempre!, en el Nº 16, dedicado a Dios en Marzo del 2.000, por la particularísima sensibilidad que tiene Pere Casas sobre el tema.
          Y este poema va "como anillo al dedo" para recomendar a todo aquel que no haya visto la película Faraón, para que la vea y la disfrute.
          Película potente, muy bien ambientada, producida en un pais de la Europa del este, viscerálmente anticlerical, a través de los sacerdotes faraónicos compone una crítica feroz a las influencias religiosas en los gobiernos estatales. Se dá la circunstancia que la producción es polaca. Polonia tiene una larga tradición católica. De ese país vino Juán Pablo II, que dió alas al sindicato "Solidaridad" y que fue el detonante de la caída del sistema soviético.




 Año de producción: 1966
País: Polonia

Dirección: Jerzy Kawalerowicz




viernes, 19 de agosto de 2011

¿Infinito...?, ¿Ser...?, ¿Tú...?

              En Marzo del 2.000 en el Nº 16 dedicado a DIOS la revista ¡Hasta siempre! publicó el poema que ahora os voy a insertar.
              No es la primera vez que este poema anda por los andurriales de las ondas diabólicas-cibernéticas. En el portal "MSN" existían una serie de grupos, que mas adelante fueron eliminados por motivos de seguridad, virus, etc. Inserté este mismo poema en sendos grupos de cristianos, en uno de ellos lo acogieron sin ningún problema, en otro lo mandaron directamente a la papelera porque lo tildaron de herético. Ahora lo inserto en mi "Blog" para que lo disfrutéis, y si no es así...a padecerlo un poco.

                 ¿Cómo es posible que alguien considere como revelación lo que no es mas que su propia opinión sobre las cosas?
                                                                  Friedrich Nietzche


                                                  ¿Infinito...?, ¿Ser...?, ¿Tú...?

                                                 ¿Cómo dirigirme a tí?
                                                 Tú,
                                                      llamado el imnombrable,
                                                 Tú,
                                                      que jamás te has tildado nada de nada,
                                                 el individuo te ha nombrado
                                                 la muchedumbre te ha clamado
                                                 ¿Y yo...?
                                                               a veces te he deseado
                                                               a veces te he adorado
                                                               a veces te he odiado
                                                 y lo peor
                                                               que quizas...te esté ignorando.
                                                 Deseo escribirte un verso
                                                 pero nó, solo aparece un pequeño ensayo.
                                                 ¡Mineral!
                                                               la tierra, el polvo, el barro: te ha envuelto.
                                                 ¡Fuerza!
                                                              el agua, el hielo, el rocío: te ha alimentado.
                                                 ¡Energía!
                                                              el viento, la brisa, el huracán: te han calmado.
                                                 Acaso...
                                                              ¿No te das cuenta que hablo de tí?
                                                 ¿Por qué utilizas mi mano?
                                                 ¿Por qué utilizas mi cerebro?
                                                 y...,
                                                      ¿Por qué no dejo de preguntarte tanto?.
                                                 Te llamaré el ser
                                                      ¡El Ser con mayúscula!,
                                                 aunque yo sé,
                                                      que tu deseas que lo haga con minúscula.
                                                 ¿Que soy yo?
                                                       ¡Yo soy un humano!.
                                                 Me aprovecho de mis extremidades superiores.
                                                 Me enorgullezco de mis extremidades inferiores,
                                                 utilizo el torso,
                                                       también mi boca y ojos.
                                                 Creo con mi culo y mi miembro erecto.
                                                 Cultivo bacterias y hongos
                                                 me inoculan virus que rechazo y acepto.
                                                                    ¿Qué es lo bueno?
                                                                    ¿Qué es lo malo?
                                                                    ¿Qué es lo medio?.
                                                 He comprendido que tu ser es el universo.
                                                                    ¡INFINITO!
                                                 ahí queda eso,
                                                 también sé, que este poema es peligroso,
                                                                                       pero no importa.
                                                                    ¡INFINITO!
                                                Tú, también sacas provecho
                                                 de lo bueno,
                                                                    de lo malo,
                                                                                     de lo medio.
                                                                    ¡INFINITO!
                                                juegas con el sol y la luna
                                                unas veces al escondite, otras al veo y veo,
                                                juegas con planetas y satélites
                                                unas veces al billar, otras al quiero y no quiero.
                                                                    ¡INFINITO!
                                                comes carne, acelgas y berros
                                                los asteroides te hacen la corte
                                                los elefantes abren los cortejos
                                                las yeguas y cabras se fertilizan con aerolitos.
                                                                   ¡INFINITO!
                                               el amor es la diana de tu ley
                                               pero un camino es el odio,
                                               la bondad es un largo sendero
                                               el crimen es parte del arroyo.
                                                                   ¡INFINITO!
                                               esto que he escrito,
                                                                             ¿Es un poema?
                                               esto que he esculpido,
                                                                                 ¿Es una perogrullada?
                                               esto que he eyaculado,
                                                                                  ¿Es un cuento?
                                               esto que he moldeado, que he creado,
                                                                                  ¿Es un simple ensayo?.
                                                                   ¡INFINITO!...
                                                                   ¡INFINITO!...

                                          -Joseba Ayensa (poeta-cantor)-
                                               
                                    

         

A SUERO ARDIENTE.

                Este poema que ahora voy a insertar, lo escribí en el Verano del año 2.000. Lo titulé "A suero ardiente", me pareció en su momento que era un título mas poético y original que la frase tan manida de: "A sangre y fuego".
               Estoy con la manía de insertar sensibilidades distintas sobre la realidad irreal de Dios, este poema se escapa de esa sensibilidad, pero no por ello deja de contener matices místicos...

                A SUERO ARDIENTE
                                            te doy un beso en los labios
                                            y te abrazo
                                            y te acurruco en mi regazo
                                            y te musito un te quiero distinto,
                                     es sensación boreal
                                                                   fría
                                                                        intensa.
              A suero ardiente
                                     ¡Cuantas sensaciones se perciben!
                                     amor y odio
                                                       odio y amor,
                                     pasión carnal
                                                         deseo espiritual,
                                     una alondra atacando a un águila imperial,
                                     y esto es solo el principio de un asombro.
              A suero ardiente
                                          me aproximo a tí,
                                          y te sonrío
                                          y te acaricio con ternura
                                          y te acoso sexuálmente,
                                          es asalto
                                                       es encuentro
                                                                          es comunión de torso a torso.
             A suero ardiente
                                         se ilumina
                                                        un cigoto en el hueco uterino
                                         que crece
                                                        y que crece
                                         escondido
                                                        acurrucado
                                         en líquido amniótico.
             A suero ardiente
                                         entre retorcidos dolores
                                                                             contracciones
                                         vaivenes incontrolados
                                                                             deseos de vacuidad
                                         tensión
                                                    temor
                                         y nacimiento.
             A suero ardiente
                                         se vá muriendo
                                                                día a día,
                                         décima de segundo a décima de segundo
                                         con tranquilidad
                                                                 con violencia,
                                         en paz y guerra consigo mismo
                                         y con los contrarios, los distintos.
             A suero ardiente
                                         se inicia la aventura,
                                                      las espinas,
                                                      las contradicciones,
                                                      la luz,
                                                      la obscuridad,
                                                      el tiempo
                                                      y el intervalo.
             A suero ardiente
                                         se deja la cordura en las cunetas de los caminos,
                                         y se agarra una bicicleta
                                                                              se monta
                                         y se pedalea
                                                            se pedalea
                                         hacia adelante
                                         buscando un destino huidizo.
             A suero ardiente
                                         se alcanza el mas íntimo deseo,
                                         se malogra lo mejor de uno mismo,
                                         se transciende,
                                         se adelanta,
                                         se retrocede,
                                         se salta al vacío
                                         y se hace uno asesino.
             A suero ardiente
                                         es cuando uno se afirma
                                         y confirma que todo es circunstancial,
                                         que las circunstancias
                                                                         son claras
                                                                               oscuras
                                         y que un canto de aurora
                                         no matiza los designios del cosmos.
             A suero ardiente
                                         es una lágrima
                                                               resbalando por los pómulos,
                                         es una de las tantas semillas
                                         que se agarran a los suelos
                                         para germinar
                                         pueblos, naciones, hombres, selenitas
                                         que aparecen y desaparecen
                                                                                    a suero ardiente


                               -Joseba Ayensa (Poeta-cantor.)-
 
                                       
  
 

miércoles, 17 de agosto de 2011

Otra sensibilidad sobre Dios...FRANCISCA GEIJO.

                Francisca Geijo fue la compañera de Florentino Huerga. Relación breve, intensa, de "rompe y rasga", vaivenes entrecortados entre satenes, sábanas aterciopeladas y retorcidas por los encuentros apasionados de amor-no amor.
               Francisca se suicidó con los hilos gaseosos que terminaron por colapsar sus pulmones. Hoy descansa sobre las nubes del recuerdo en el cementerio de la ciudad del Vendrell.
               La revista ¡Hasta siempre!, en el Nº1 de su edición (Noviembre de 1.998) le publicó dos poemas místicos por la forma en que establece una relación de tú a tú con Dios.

                                       YO FUI QUIEN PUSO EL ÚTERO Y LA SANGRE

                                                     Luchamos codo a codo
                                                     y al fin me la llevaste.
                                                     Tú, hijo inmortal de perra.
                                                     Tú, creador del lodo y el desastre.
                                                     Tú, creador de la mentira inmensa;
                                                     consentidor del odio y la masacre.

                                                     Tú, no fuiste Tú,
                                                     fuí yó, quién puso el útero y la sangre
                                                     y el dolor de cuidarla noche y día
                                                     contra el cuchillo del aire.

                                                     Yo desclavé la miel de las colmenas
                                                      arranqué el aguijón de los zarzales
                                                      y perfumé su carne con esencia de rosas
                                                      para ahuyentar la rabia de los perros
                                                      hacia otro aquelarre.

                                                      Pero Tú, dueño y señor del mundo,
                                                      tú el mas fiero de todos
                                                      te quedaste
                                                      aullándole a la luna
                                                      y socavando gándaras
                                                      para que la tragasen.

                                                      Macho terrible, enorme,
                                                      estés donde estés
                                                      te dará mi odio alcance.


                                   ALFARERO DEL LODO Y EL DESASTRE

                                                     No es que me jacte, Dios, de perseguirte,
                                                     mi cuerpo es una válvula de brea
                                                     buscando desahogarse.

                                                     Jactancia lo sería si afirmara
                                                     que yo he creado el aire,
                                                     la luz, la oscuridad,
                                                     el agua y la materia
                                                     de la tierra y la carne.

                                                     Yo sé que soy mortal
                                                     pero no miserable,
                                                     aunque el cuerpo que habito
                                                     se me acabe.

                                                     Y me acabaré para mi suerte
                                                      y para tu desgracia
                                                      -no conozco otra forma de vengarme-
                                                      porque si el hombre muere
                                                      ¿Qué animal dirá al mundo que tú existes?
                                                      ¿Que oidos -dime- podrán escucharles?
                                                      ¿De qué moneda cobrarían tu causa y tu justicia
                                                        los cuervos y pavianes?

                                                      No es que me jacte, Dios, de perseguirte
                                                      con mi lastre de pus
                                                      y darte alcance.

                                                      Yo sé que he de seguir con mi dolor a cuestas
                                                      porque lo que no existe
                                                      por mucho que queramos provocarle
                                                      para que se nos muestre.
                                                      Por mucho que el dolor lacere la carne
                                                      jamás será alcanzable.

                                                      Y tú, pobre alfarero del lodo y el desastre
                                                      no eres sino esa estrella: ésparsil
                                                      que la constelación de nuestra mente quiso crear
                                                      para tener un signo al que aferrarse.